New York, Estados Unidos.- El 25 de septiembre de 2014, Derek Jeter, una de las más grandes leyendas del béisbol, jugó su último partido en el Yankee Stadium, poniendo fin a una carrera de casi 20 años con los Yankees de Nueva York. Lo que hizo este momento inolvidable no fue solo el hecho de su retiro, sino la manera en la que lo hizo: con un hit que impulsó la carrera ganadora en la parte baja de la novena entrada, dejando en el terreno a los Orioles de Baltimore con una victoria de 6-5.
La emoción en el estadio era palpable. Los Orioles, que habían eliminado a los Yankees de cualquier posibilidad de postemporada el día anterior, parecían estar destinados a ser parte de una simple despedida. Pero Jeter, como tantas veces en su carrera, lo convirtió en un espectáculo. Con el marcador empatado, el capitán de los Yankees conectó un sencillo al jardín derecho, permitiendo que Antoan Richardson anotara la carrera decisiva y diera fin a su historia en el Bronx de la manera más hollywoodense posible.
Aunque los Yankees aún debían jugar tres partidos más como visitantes ante los Medias Rojas de Boston, este fue el último capítulo de Jeter en su hogar, el Yankee Stadium. De hecho, aunque estuvo presente en uno de esos juegos en Boston, su verdadero adiós, el que todos los fanáticos recordarán, ocurrió aquella noche mágica en Nueva York.
Derek Jeter, quien a sus 40 años se retiraba con cinco títulos de Serie Mundial y un premio al Jugador Más Valioso (MVP) en su carrera, confesó que lo que más extrañaría serían los fanáticos que lo apoyaron durante dos décadas. Su nombre está grabado en la historia del béisbol y su legado en el Bronx perdurará por siempre.